sábado, 31 de mayo de 2008

Cría 'Ristos' y te sacarán los ojos

¿Se han fijado que si le preguntan a alguien sobre OT la primera palabra que sale de su boca es Risto Mejide? Tengan por seguro que cabrón sin escrúpulos ha comprado todos los boletos para ser la siguiente. Pues que quieren que les diga... como en todos los relatos también en este chiste televisivo hay cabida y lugar para el malo malísimo que sirve en bandeja fría manzanas envenenadas y que invita a sus triunfitos a chutarse verdades con la aguja de la más cínica de las sinceridades. Puticienta es de las que entre polvos mágicos y escobas voladoras, como EvaRisto, barre y se cepilla a los cuentos maravillosos, que para susurrar zalamerías al oído y jadear cuatro piropos ya está el paleta de su barrio. Y sí. Puede que el personaje de cuento resulte un tanto hiriente. Pero ojo con los que siguen comprando números para esta tómbola de insultos e injurias, que el monstruo que se sortea cada martes en el circo es hijo y producto de todos nosotros. Como bien dice el refrán, cría Ristos y te sacarán los ojos.
[*Para aquellos que quieran conocer bien a su verdugo: ahí van un par de fantasmagóricos y crudos hartículos de Risto, publicados en la sección cultural de ADN .·. No tienen desperdicio alguno. ¡Disfruten!]


SEXO ORAL. http://www.adn.es/blog/risto_mejide/impresa/cultura/20080516/POS-0005-Sexo-oral.html#comment_2_0

LO PROMETIDO ES DUDA. http://www.adn.es/blog/risto_mejide/opinion/20080530/POS-0003-prometido-duda.html

domingo, 11 de mayo de 2008

"Los neuróticos somos los periodistas. Los escritores son los maníaco-depresivos"

JORNADAS DE PERIODISMO CULTURAL Y HUMANIDADES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

Divendres 9 de maig, 12.30
Barcelona, capital editorial


* Sergio Vila-Sanjuán, coordinador del suplement Cultura/s de La Vanguardia.
* Enrique Murillo, Los Libros del Lince / director del Master d’Edició de la UAB
* Gloria Gutiérrez, directora de l’agència literària Carmen Balcells.
Modera: David Barba.


"Los neuróticos somos los periodistas. Los escritores son los maníaco-depresivos", ultima David Barba, sorprendido tras las perlas editoriales que sacan a la luz los ponentes de esta segunda conferencia. Pero si algo resulta totalmente extraño y paradójico en esta compleja familia que convive entorno al libro, es que alguien tan notoriamente razonable y sensible como el librero se convierta en un asesino. Cuenta la leyenda que los hechos ocurrieron durante el primer tercio del siglo XIX. En la Ciudad Condal estudiantes, eruditos y coleccionistas acudían a su tienda, en Els Encants de Barcelona, para saciar su bibliomanía. Manuscritos de la Alta Edad Media, incunables del renacimiento y ediciones exóticas que Fray Vicent vendía al mejor de los postores, que no vacilaban en vaciar sus bolsillos para hacerse con piezas únicas como las que custodiaba el librero. Pero como añade Enrique Murillo, "la cantidad generalmente crea vicio". Ebrios por el perfume de los pergaminos y adictos al papel viejo, bibliófilos y coleccionistas aparecen muertos por doquier. ¿Por qué razón un sensible fraile, exclaustrado del monasterio de Poblet y convertido en eficaz librero, decide matar a sus clientes? Ama tanto a los libros que sólo por la voraz insistencia de los compradores se desprende de ellos. Luego sigue a sus clientes y en alguna callejuela los asesina y recupera homicidamente sus textos. Es tan grande el impacto que dicha historia causa en la sociedad internacional de la época que escritores tan prestigiosos como Charles Nodier, Jules Janin y Gustave Flaubert, entre otros, no dudan en escribir inquietantes versiones al respecto.



"Cuando el Quijote entra en la imprenta la única ciudad real que aparece en el libro es Barcelona", sostiene Sergio Vila-Sanjuán. Son estos mitos y leyendas sobre la Barcelona del libro, junto con la más reciente quimera de Zafón sobre el cementerio de los libros olvidados, los que él considera que conectan con la realidad actual de Barcelona como capital editorial. "El tejido humano de la edición está en Barcelona. Es una industria y al mismo tiempo es un ente. Cuenta la individualidad, la persona". De esta manera define Enrique Murillo la situación editorial catalana, que va en consonancia, bajo su punto de vista, con los números alcanzados en el último año en la edición española. "La prensa dice que en España no se lee. Sí se lee. Se lee muchísimo. Hay libros singulares con tiradas de más de un millón de ejemplares. (...) Estamos en un momento precioso de la industria editorial", añade el que fue editor de varias obras de Terenci Moix. Sin embargo, Gloria Gutiérrez considera que el momento es "extremo" y no estupendo, ya que "hay una gran cantidad de libros maravillosos que no encuentran su público. (...) Todos se ponen a comprar lo mismo y esto no es bueno". Cierto es, como comenta Murillo, que "este país ha odiado la lectura impresa. Ha tenido la lista de libros prohibidos más extensa de todo el planeta". De ahí el supuesto e hipotético camino de rosas que podría estar atravesando hoy en día el libro. Lo mejor del trayecto, en boca de Murillo, su perfume: "tu puedes hacer el mejor yogur del mundo y todo se queda igual. Si haces el mejor libro del mundo, todo cambia". Lo peor de la ruta, según puticienta, las espinas de la desgana. Así que, como culmina Murillo, "para cogerle la afición a esto de leer lo mejor es estar enfermo".

sábado, 10 de mayo de 2008

"Si una obra no m'agrada diré que és una merda"


JORNADAS DE PERIODISMO CULTURAL Y HUMANIDADES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN


Divendres 9 de maig, 10.30
És possible un altre periodisme cultural? Parlen els crítics


* David Castillo, poeta i escriptor, crític de l’Avuí
* Esteve Riambau, professor de cinema i crític de l’Avuí i Fotogramas
* David Vidal Castell.
Modera: Josep Maria Perceval, professor de Periodisme Cultural (UAB).

· A lo máximo que podemos aspirar es a que nosotros mismos nos convirtamos en una obra de arte, como una especie de receptor-emisor, siendo diferentes del mundo. Alguien, a través de la cultura, tiene que empezar a dar el cambio (David Castillo)

La metamorfosis de Narciso (Salvador Dalí)


En esta profesión uno debería ser lo más apasionado e intenso posible, sin miedo a despertarse un día y preguntarse a sí mismo:

_ ¿Habré mutado? ¿me habré metamorfoseado ya en Jack The Ripper? ¿Seré capaz hoy de asaltar o destripar una obra de arte?

¡Cuidado! Porque tras esta tónica gratamente idealista, tal y como advierten los conferenciantes a su público, se esconde el verdadero carácter hostil del mundo del periodismo, más oscuro y recóndito aún si cabe en el caso del periodismo cultural. Y es que la cultura, como bien apunta Perceval, está "en todos sitios, es como Dios". Posiblemente este sea el principal motivo por el que Esteve Riambau crea que "no debemos perder nunca de vista las aspiraciones comerciales que cualquier empresa puede haber dipositado en nuestro producto". Pero éste no es el principal handicap que se baraja sobre la mesa. Desde su veteranía, ambos conferenciantes cuestionan durante su intervención si hacer crítica puede resultar un acto narcisista. Riambau lo tiene claro:

· La gent que fa crítica no projecta les seves frustracions. (...) No a les crítiques 'light' i aséptiques. El crític ha de mullar-se i despullar-se sense excessius narcisismes.

¿Qué función podría cumplir ahora un género tan característico como la crítica? ¿Nos encontramos ante un tipo de crítica dirigida cada vez más hacia el ocio o sin embargo estamos delante de un tipo de crítica analítica y profunda? ¿Cuál es el futuro que depara entonces al periodismo cultural? Hay quien, como Perceval, apuesta por la articulación de una "opa desde las páginas de cultura hacia ocio", mientras otros, como David Castillo, creen ciegamente en una sección de ocio renovada y reorganizada. Ambas tareas difíciles si tenemos en cuenta, como se comenta al final de la conferencia, que todas las editoriales en catalán pertenecen al mismo grupo editorial. Puticienta les sugiere que no olviden nunca el territorio de minas en el que se encuentran y que persigan ciegamente el ejemplo de Riambau: "si una obra no m'agrada diré que és una merda".

viernes, 11 de abril de 2008

Dammi una Vespa e ti porto in vacanza!


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión.


Así describía Rubén Darío a la princesa de su sonatina. Quién sabe si quizá William Wyler se inspiró en estos versos para reencarnar a la dama de Darío en la figura de Audrey Hepburn (Anne), protagonista del film Vacanze romane (1953). Una comedia romántica que recrea la típica, tópica pero a la vez cautivadora historia del plebeyo y su princesa. Anne está cansada de los quehaceres de palacio. Y es que la monotonia aburre cuando la vida discurre sin tiempo a darte cuenta de que todo ocurre fuera de la jaula en la que te encerraron. O te encerraste. Así que, lija en mano, Anne consigue escapar de su chasis bañado en oro, acelera la huída de su mundo de cristal y acaba aparcando su macchina en uno de los tantos recoletos que tiene la ciudad de Roma. De incógnito. Como el destino es caprichoso, y nada azaroso, Anne se cruza con un apuesto periodista, Joe Bradley (Gregory Peck), que le corteja durante su anónima visita por la ciudad del amor. ¿A quién no le engancha de vez en cuando una historia de vivieron felices y comieron perdices? Pues al loro. Porque ya saben que puticienta no acostumbra a dar por muerta a la perdiz antes de tiempo. Y lo que parecía un pipiolo acaba siendo un buitre carroñero, porque Joe el giornalista, acompañado de su amigo fotógrafo Irving, intentará aprovecharse del supuesto romance con la princesa para hacerse con el reportaje del año.

Como Anne, puticienta también se ha cansado de tanta diplomacia y está harta de no ser más que una marioneta. Así que ha decidido cortarse los hilos. Puede que al principio le duelan los pies y que le cueste mantener el equilibrio. Pero está decidido: quiere hacer de su vida un circo de malabares. A lo Audrey Hepburn, puticienta se despide de bufones rojos y pavos reales y se va a Roma, de momento, sin vespa.

P.D.1 Este mensaje es para sensiblones y desenamorados: que sí, que al final hay happy ending. Que el amor le hace un jaque mate a la ambición y todos los malvados planes de Joe e Irving se van al carajo.

P.D.2 Para el resto: que sepan que a puticienta no le importaría nada toparse con un simpático embustero corresponsal italiano... Así que vayan corriendo la voz, que el del tiempo ha avecinado ya la llegada a toda la península de un fuerte movimiento sísmico.. *= )

.·. http://es.youtube.com/watch?v=c5gNGjtWuGs .·.


domingo, 6 de abril de 2008

'Tú me estás dando mala vida'

_ Ante un tío que te tira piedras, le tiras tú un palo.

Un buen palote, que hay mucho malote de gorra suelto por ahí. Puticienta lo sabe. Porqué Carles Quílez, que presentó el pasado miércoles su nuevo libro en el Aula Magna de la Facultad, no paró de recordarle que la sociedad es una puta jungla y no hay más que Mala vida. A lo Manu Chao, la presentación de su libro de policías y ladrones no salió de la tónica dime tú porqué te trato yo tan bien cuando tú me hablas como un cabrón, enjuagándonos con un elixir nada alentador pero realista de la profesión periodística. Y así nos quedamos todos, con boca entreabierta y trasero de mal asiento, después de ver el documental en el que cuatro o cinco rufianes y un ex atracador de bancos le cuentan abiertamente al periodista sus hazañas, como el que narra las gestas del héroe protagonista de una epopeya. Pero ¡cuidado!, porqué dice Quílez, acompañado del realizador del prólogo de Mala vida, el fiscal Mena, que "los delincuentes mienten compulsivamente". Habrá que leerse el libro. Quizá entre página y página descubramos la fórmula de Quílez para desnudar, a cara lavada, la realidad maquillada y la verdad afeitada del mentiroso. Que haberlos, haylos. En todas partes.

lunes, 31 de marzo de 2008

"Bon dia Catalunya!"

¿Recuerdan este saludo? Despertó a centenares de personas en los setenta y le llevó a la cima de la radiodifusión catalana en muy poco tiempo. Fue en 1964, cuando el uso del catalán aún seguía en cierto modo condenado y se veía resentido en los medios de comunicación por las acciones franquistas del pasado. Pero con su Radio-Scope, un programa que emitía a primera hora de la mañana Radio Barcelona, Salvador Escamilla rompió, si aún las había, con todo tipo de rencillas y redecillas ideológicas. Con su programa de radio amplificó la onda de la Nova cançó, aquel movimiento artístico que, en pleno franquismo, reivindicaba el uso normal de la lengua catalana en el mundo de la música. Y por sus brazos pasaron artistas de la talla de Serrat y Lluís Llach, que encontraron en él la sólida mano que les dió el empujón hacia la popularidad. Además grabó, dentro de su carrera musical, más de una quincena de discos e hizo algunos doblajes como cantante en películas como Mary Poppins o West Side Story. Padecía desde hace años una grave enfermedad degenerativa y ayer, tras sufrir una embolia, Salvador Escamilla falleció a los 77 años.






Son días tristes para todos, porqué ha muerto el que años atrás impulsó con genio y figura nuestra cultura. Y hoy todo lo demás es puro cuento...


domingo, 16 de marzo de 2008

I do you el 'chiki-chiki' a mi manera...


1. El Brikindans
Porque es muy difícil que el chiki-chiki se le quite a uno de la cabeza.


2. El Crusaíto
Porque se ha convertido en todo un fenómeno de masas.


3. El Maiqueljason
Porque va a ser el primer año que mucha gente vea el festival de principio a fin.


4. El Robocó
Porque... ¡Irlanda va a mandar una marioneta en forma de pájaro!




Y porque era el mejor en una gala patética, porque fue uno de los pocos que no desafinó, porque TVE intentó por todos los medios que Chikilicuatre no se proclamara vencedor a favor de una tal Coral y, querido José Luís Uribarri, fenómenos culturales como el del chiki-chiki son duros de pelar. Y de asimilar. Porque Eurovisión ya hace muchos años que no reúne a toda la familia ante el televisor. Anda de capa caída. Y la pretensión de resucitar el festival no ha respondido a gusto de todos. Pero si de la mayoría de personas que, democráticamente, han apostado por la parodia del certamen y del circo político que es Eurovisión desde hace tiempo. Porque sí que sí que el tiempo transcurre y las formas cambian. Y ahora lo que se lleva es bailar el chiki-chiki. Nadie se libra. Ni puticienta.

Así que ¡perreeeeeeeeeeen!

sábado, 15 de marzo de 2008

Apendicitis

Esta mañana puticienta ha salido a la calle. A buscar el periódico. Por aquello de que, de vez en cuando, a una se le inflama la glándula de la curiosidad y le da por culturizarse de una forma más formal, valga la redundancia. Estupendo es acercarse un sábado, temprano, al quiosquero y soltarle de buena mañana:

_ Que me llevo El Periódico, La Vanguardia, El País, El Mundo, El Punto

Y aparte. Porque hay que estar informado, sí. Pero si resulta que algún día tienen mucha prisa, ¿qué hacen? Pues ahí les va una pequeña y prudente sugerencia. Cogen el PC, se meten en Internet. Buscan grupos multimedia en Google. Y, como si de Rappel se tratara, en cinco minutos saben quién es amiguito de quién y que va a aparecer publicado ese mismo sábado en el suplemento cultural. Lo dicho, que no hay nada como tener buenos compañeros de CAV: Club de Amantes del Vino, Comité de Aperitivos y Vermuts, Conchas Almejas y Valvas… Y así una larga lista, como diría Percebal, de “Reyes del Canapé”. Porque si hay algún elemento que hoy en día pueda descifrar el panorama de la industria cultural en España ese es la Geografía Económica (y la gastronómica, que a todo buen hombre se le conquista por el estómago).

Ante este espectáculo una se cuestiona si debería o no haber horizonte para el suplemento cultural. Si hay suplemento, tal y como indica la misma palabra, es porque existe la necesidad de ampliar o complementar una carencia, la de la cultura, reemplazando su ausencia con su presencia casi obligada. Puede que el remedio sea peor que la enfermedad, pues es bien sabido que el suplemento decide qué publicar cumpliendo antes con los compromisos extraculturales de todo el grupo. Pero pensar en eliminarlos podría convertirse en un fatal error. Tal vez lo inteligente sería, siendo realistas y asumiendo que dentro del propio periódico la cultura no tiene gran cabida, aumentar las páginas de los suplementos y publicarlos diariamente. Ya que existen, CAVilemos sobre ellos, que no está de más y nunca se sabe.
[Enlazo la crítica al libro de la semana de Babelia, suplemento cultural de El País. Está dedicada a Elefante Suite, de Paul Theroux. Un último apunte, por si el autor de la crítica no lo menciona. Que sepan que la editorial es Alfaguara y que pertenece al Grupo Santillana que a su vez forma parte del Grupo Prisa, como El País. Qué bonito cuando todo queda en familia...]

domingo, 9 de marzo de 2008

Entre polvo y naftalina

¿Recuerdan a la ratita que barriendo la escalera se encontró una monedita? Pues vaya con la roedora. Puticienta lleva toda la tarde cepillando las rendijas de su jaula y no ha sacado más que mierda. La nimiedad del ser puede resultar, a veces, altamente insoportable. Y que razón tenía Milan Kundera cuando, abordando ampliamente en uno de sus capítulos la cuestión del kitsch, reiteraba la flamante idea de que si la palabra mierda ha sido reemplazada en el cosmos de la literatura por un arsenal de susceptibles y quisquillosos, no ha sido por razones morales:

“El desacuerdo con la mierda es metafísico. El instante de la defecación es la prueba cotidiana de carácter inaceptable de la creación (...). O bien la mierda es aceptable o bien la manera en que hemos sido creados es inadmisible”.

El mundo es un lugar en el que la mierda se comporta como si no existiera. A este ideal estético se refiere Kundera, cuando define lo kitsch. Tildado de vulgar, sentimentalista y de mal gusto, pretencioso o artísticamente falso; falto de originalidad y atribuido al deleite popular. Pero todo el gozo, en un pozo. Porque tal y como explica Kundera el kitsch, por esencia, es la negación absoluta de la mierda, excluyendo de su campo de visión todo aquello que la esencia humana tiene de esencialmente inaceptable.

Detrás de esta excelente reflexión y de un no menos maravilloso cuestionamiento sobre el ser humano, puticienta destapa el camuflaje que disimula el verdadero interrogante que late en nuestras entrañas:

_¿Quién soy yo? ¿Qué tienen en común conmigo Raffaella Carrá y Manolo Escobar, que han irrumpido muy sutilmente en mi pantalla de televisión durante todo el sábado noche?

Nada, si no fuera porqué se han convertido en iconos kitsch. Una moda que, aunque un tanto mojigata como refleja Kundera, rescata aquellos grandes éxitos del pasado que tanto nos hacen gozar.

Barriendo la escalera, entre polvo y naftalina, puticienta ha vuelto a tropezar, esta vez con el pop melancólico de los 90 de Belle&Sebastian. Suena su inconfundible Expectations (Tigermilk, 1996), tema que, curiosamente, ha sido remasterizado e incluido en la BSO de la película Juno. Créanme cuando les digo que puticienta no es la única que disfruta con este típico y tópico placer culpable. Presten oídos, tengan curiosidad y, si no les parece una mierda, deléitense.

http://es.youtube.com/watch?v=4ZjZ91E6fdE





miércoles, 5 de marzo de 2008

'Ciberterrorismo de Estado'

Con mucho acierto el gran historiador Eric Hobsbawn respaldó la idea de que el siglo XX empezó en 1918, con el fin de la primera Guerra Mundial, y terminó en 1989 con la caída del muro de Berlín. Y es que un siglo no empieza y termina cuando lo marca un calendario. Por eso política y culturalmente hace ya muchos años que nuestra sociedad está inmersa en el siglo XXI, compartiendo al mismo tiempo, de forma global e inmediata, gran cantidad de información que se difunde a través de las nuevas tecnologías. Desde 1989 todos somos migrantes de una nueva cultura creada por las tecnologías del conocimiento, que nos desplaza hacia un planeta altamente tecnificado, hacia la llamada Sociedad de la Información.

De esta revolución tecnológica y cultural debería derivarse utópicamente una sociedad homogénea e igualitaria, tanto en materia de difusión como de recepción de datos a través de la red. Sin embargo, el poder de transmitir información no está al alcance de todos: el factor capital ha dado lugar a una concentración vertical del producto info-comunicacional, situándolo en muy pocas manos. Las tecnologías de la globalización postindustrial han cambiado el sentido de la nueva migración: nuestra sociedad ya no se divide entre ricos y pobres, sino entre quienes pueden recibir y transmitir información y quienes han quedado desconectados del mundo. Se abre así un enfrentamiento moral en el que se cuestiona si nos encontramos ante una evolución positiva de nuestra sociedad o si, por el contrario, la Sociedad de la Información no es más que la sutil creación del entramado capitalista; un debate en el que se plantea si la desreglamentación del mercado informacional y la inexistencia de leyes que regulen el derecho al acceso y a la difusión cultural fomentan la desigualdad. Se habla del peligro de la homogeneización y de la desaparición de la identidad cultural de aquellos países que han quedado expuestos a los contenidos impuestos por las majors que controlan toda la programación. Sin embargo, de este sutil planteamiento se exime gratuitamente a los principales actores del espacio público: los gobiernos. Viéndose a sí mismos como posibles víctimas de la migración digital y del fenómeno Internet, actúan en consecuencia y también restringen en ocasiones el acceso a los nuevos servicios informacionales, audiovisuales, culturales y artísticos que ofrece la red.

Internet ha provocado que tanto la vida económica como política de nuestra sociedad empiece a emigrar hacía las inmediaciones de la red. En Internet se produce una gran cantidad de información, fiable o no, que para algunos puede resultar incontrolable y peligrosa. La imagen desbocada de Internet está provocando en los organismos gubernamentales de la mayoría de países una preocupación por la estructura estatal, viendo peligrar el control efectivo que tenían sobre las masas. Por lo tanto, esa libertad de la que supuestamente goza el usuario, que busca información, y el proveedor de contenido, que puede tratarse del mismo usuario, está siendo coartada tanto por aquellos que falsean información dentro de la red como por las instituciones estatales de algunos países, alegando que Internet es incontrolable y cuestionando el carácter desenfrenado que presenta la red. Ahora el elemento clave de manipulación que acecha al usuario se encuentra en la restricción de información y de contenidos por parte de las instituciones gubernamentales, justificando la acción como remedio a la condición incontrolable de Internet.

Abrumados por esta situación compleja, los Estados se ponen a la defensiva. Todos quieren tener Internet, pero sueñan con una red bajo control. Frente a este dilema, se despliega un arsenal de medidas represivas. Los regímenes más autoritarios legislan, vigilan y censuran. En Corea del Norte el caso Internet está zanjado: ni servidor, ni posibilidad de conexión. Arabia Saudí, no obstante, ha preferido construir un gigantesco sistema de filtración de direcciones y contenidos, dando lugar a una Intranet nacional. En el caso de China, que al parecer ya tiene 20 millones de internautas, se están formando brigadas de policías para “la guerra contra los artículos antigubernamentales y anticomunistas publicados en la red” y también se está dotando de un dispositivo legislativo sumamente represivo, en el que la cibercriminalidad puede ser castigada con la pena de muerte. Sin perder de vista a las democracias occidentales, en éstas el temor a un Internet incontrolable se traduce en repetidos intentos de instauración de un marco legislativo. Tal y como especifica Gutiérrez López “el verdadero problema que se presenta es que, parece ser que una serie de analfabetos digitales, normalmente jefes de gobierno, quieren controlar la red e imponer sus criterios de censura. El motivo principal es, según ellos, el ciberterrorismo. (...) Y si es así ¿quién nos salva a nosotros del ciberterrorismo de Estado?". Si Eric Hobsbawn levantara, asombrado, la cabeza, ¿pondría fin a esta era y daría nombre a otra en la que ni estados, ni delimitaciones, ni restricciones culturales desigualitarias tendrían ya sentido?
Como explica Lorenzo Vilches, “si la vida económica y política se traslada a la red, a través de un proceso de mercantilización de las relaciones que forman el tejido de la democracia, los gobiernos basados en la delimitación geográfica de un territorio pierden bastante de su razón de ser”. Y a todo esto puticienta se pregunta, fisgona y pedante como siempre, si estará en peligro la antigua estructura social, cultural y tradicional del estado. Porque es más que posible que el temor de los estados a perder poder e influencia sobre su territorio, como consecuencia de este profundo cambio en la dinámica social y cultural en la que estamos inmersos, sea un factor mucho más influyente en la restricción del acceso a las nuevas tecnologías, en la limitación de la libertad, de la interactividad y del derecho del usuario a poder acceder a todo tipo de información cultural, que el propio discurso globalista. Dicho queda.

viernes, 29 de febrero de 2008

'Vamos por partes'

Como dirían Los Muñoz:
_ Escúchame princesa, Porque mañana es fin de semana y Destrangis in the night puticienta ¡Vuelve a las andadas!

Todos los viernes, a su derecha, en El Cuadernillo. Ahi van algunas perlas que pueden dar brillo a nuestro weekend. Aunque para gustos, colores.

Así que ya saben, déjense de Tanta tinta tonta, cálcense los zapatos y Gulere, gulere, gulere...

martes, 26 de febrero de 2008

Un gorrión en Hollywood

Indagando en su cuchitril puticienta tropezó en la alfombra roja y se topó con un distinguido ochentón:

_Pero Óscar, ¡qué jodidas son estas caídas de audiencia!
_ Wherever... ¡que éste ya No es país para viejos!

Y si no que se lo pregunten a la recién premiada Marion Cotillard, galardonada con la estatuilla como mejor actriz principal por su interpretación de Edith Piaf en La vida en rosa. Llegar y besar el santo. Pero para rosario el que le endosa el director francés Olivier Dahan a su protagonista. El film, si consigues descifrar qué ocurre entre escena y escena, se obstina en mostrar una Edith Piaf mártir y sacrificada, así que no esperéis ver ninguna secuencia graciosa durante todo el largometraje.

Y es una verdadera lástima que el soporífero biopic de Edith Piaf empañe la excelente filmografía del autor, que siempre se ha caracterizado por mantenerse fiel a una generación de actores del talante de Benoît Magimel o de Romaní Duris, que, agraden o no, le han dado personalidad y estilo a su trayectoria profesional. Si Olivier Dahan creía que La vida en rosa sería una de esas películas en las que, cuando termina, te quedas clavado en la butaca sin poderte levantar, se equivocaba. Si Olivier Dahan pretendía radiar con La Môme el impulso vital de una artista de la talla de Edith Piaf, erraba. Porque lo único que deja rastro y perdura a lo largo del film es lo simbólico del título en francés. Y es que acercarse a la última escena de la película con la sensación de tener a tus espaldas 140 minutos, mal entramados, de puros momentos anecdóticos de la vida de la cantante francesa es prueba suficiente de que la historia de Dahan, esta vez, no ha logrado calar hondo.

De los barrios bajos de París al éxito de Nueva York, de una infancia reñida por la pobreza al estrellato mundial, la vida de Edith Piaf está repleta de apasionados romances con eminentes nombres de la época, como su gran amor el boxeador Marcel Cerdan. Pero el gorrión de París se merecía un film mucho mejor que éste. Y es que son muchas las cosas que no funcionan en esta narcótica biografía. Quizás la más notable sea un guión en el que no se desarrolla a los personajes secundarios. Y demos gracias a que Olivier Dahan tiene el detalle de presentarnos a algunos de ellos, puesto que el resto pasan por el film sin que el espectador tenga la menor idea de quiénes son ni qué relación tienen con Edith Piaf. Era de esperar, pues, que tal incertidumbre entorno a los acompañantes de Edith diera lugar a un reparto que no se luce ni seduce con sus interpretaciones por no saber qué hacer con su papel. Un guión receloso y atestado de personajes desconocidos, que no mejoran en una trama que abusa en su estructura de agotadores saltos temporales. De la Piaf de los años 40, a la infancia de Edith. De la niña, a la cantante francesa de los años 30, para saltar de nuevo a los 40 y retroceder otra vez a la niñez de Piaf. Una narración no lineal que acentúa más la incapacidad del director para explicar una historia de la que podía haber sacado más jugo, si se hubiera centrado en una etapa de su vida.

Un último consejo, por eso de que, a veces, el zapato estrecha y a uno le falta el suelo. Si lo que quieren es compilar la esencia francesa de los años 40 y disfrutar de la maravillosa voz de Edith Piaf, puticienta les recomienda que abandonen el felpudo rojo, empiecen a husmear en los cajones de las tiendas de música y compren alguno de sus CDs remasterizados.




sábado, 23 de febrero de 2008

Érase una vez

“Ni Blancanieves era tan pura ni su fruta tan oscura”, pensaría Walt Disney si hoy levantara la cabeza y descubriera que había una vez una dulce princesa que pelaba la pava con Mudito y Gruñón. Del sofocón que le daría se descongelaría de golpe. Porqué para pelandrusca la madre de la princesa, que en la versión original del cuento, envidiosa de su belleza, ordena matar a su hija a lo Hanníbal Lecter, arrancándole el corazón. Como bien dice el refrán, no es oro todo lo que reluce ni es tan fiero el Gruñón como lo pintan.

Quienes crecieron soñando con una vida de cuento, de duendes, de hadas, de príncipes y de varitas mágicas, perturbados por el poder cultural del "vivieron felices y comieron perdices", que sigan leyendo. Porqué para educación la de Blancanieves, que la niña, por guapa, va y casi la endiña. Si algo aprendió puticienta es que cada cuál sabe dónde le aprieta el zapato. Así que, en palabras del escritor argentino Almafuerte,

¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!