domingo, 9 de marzo de 2008

Entre polvo y naftalina

¿Recuerdan a la ratita que barriendo la escalera se encontró una monedita? Pues vaya con la roedora. Puticienta lleva toda la tarde cepillando las rendijas de su jaula y no ha sacado más que mierda. La nimiedad del ser puede resultar, a veces, altamente insoportable. Y que razón tenía Milan Kundera cuando, abordando ampliamente en uno de sus capítulos la cuestión del kitsch, reiteraba la flamante idea de que si la palabra mierda ha sido reemplazada en el cosmos de la literatura por un arsenal de susceptibles y quisquillosos, no ha sido por razones morales:

“El desacuerdo con la mierda es metafísico. El instante de la defecación es la prueba cotidiana de carácter inaceptable de la creación (...). O bien la mierda es aceptable o bien la manera en que hemos sido creados es inadmisible”.

El mundo es un lugar en el que la mierda se comporta como si no existiera. A este ideal estético se refiere Kundera, cuando define lo kitsch. Tildado de vulgar, sentimentalista y de mal gusto, pretencioso o artísticamente falso; falto de originalidad y atribuido al deleite popular. Pero todo el gozo, en un pozo. Porque tal y como explica Kundera el kitsch, por esencia, es la negación absoluta de la mierda, excluyendo de su campo de visión todo aquello que la esencia humana tiene de esencialmente inaceptable.

Detrás de esta excelente reflexión y de un no menos maravilloso cuestionamiento sobre el ser humano, puticienta destapa el camuflaje que disimula el verdadero interrogante que late en nuestras entrañas:

_¿Quién soy yo? ¿Qué tienen en común conmigo Raffaella Carrá y Manolo Escobar, que han irrumpido muy sutilmente en mi pantalla de televisión durante todo el sábado noche?

Nada, si no fuera porqué se han convertido en iconos kitsch. Una moda que, aunque un tanto mojigata como refleja Kundera, rescata aquellos grandes éxitos del pasado que tanto nos hacen gozar.

Barriendo la escalera, entre polvo y naftalina, puticienta ha vuelto a tropezar, esta vez con el pop melancólico de los 90 de Belle&Sebastian. Suena su inconfundible Expectations (Tigermilk, 1996), tema que, curiosamente, ha sido remasterizado e incluido en la BSO de la película Juno. Créanme cuando les digo que puticienta no es la única que disfruta con este típico y tópico placer culpable. Presten oídos, tengan curiosidad y, si no les parece una mierda, deléitense.

http://es.youtube.com/watch?v=4ZjZ91E6fdE





2 comentarios:

dameunadecuarto dijo...

mi amigo saul me pasó un texto sobre lo kitsch de su uni y es esto mismo que dices tú sobre la mierda, que gracia. en cuanto a belle&sebastian, esta canción es genial. sigue así puticienta, puticiéntanos. un beso.

Maria Palos dijo...

genial como siempre :)
me encanta como expones todo el tema del kitsch y me encantan, mas aun, belle & sebastian. los vi en el summercase de hace dos aqños y fue un concierto genial. muy muy muy recomendable.
mua!